Contenido publicado en el blog "atilanov" el 24-7-2011
Hoy estoy escribiendo y en este momento estoy en la Cruz de Ferro. Quiero compartir el borrador de lo que estoy escribiendo... no sé si saldrá así o lo cambiaré, pero me gusta COMPARTIR VIDA aquí y ahora y dar las gracias a mi hermana y a Joan Manuel Serrat por sus aportaciones.
Llegando a la Cruz de Ferro:
A por la "Cruz de Ferro" , donde aligeraré el peso de mi mochila. Las dos piedras que llevé de Calpe a Lourdes... y que cargo en mi mochila desde allí, se quedarán en la "Cruz de Ferro", para aumentar el montón. Eso sí, antes hay que pedir un deseo. Al llegar me preparo y llamo a Andrea, mi nieta mayor... después de que piense su deseo, suelto su piedra y ella recibe el ruido a través del auricular. Después pido mi deseo y suelto mi piedra junto a la de mi nieta... ¡la suerte está echada!
Que momento más bonito… solo, con mi nieta al otro lado del teléfono, subido en el montón de piedras que han ido dejando los peregrinos que me precedieron. Allí, sintiendo la llovizna, viendo la nieve cercana, notando el frío y el viento y recordando que la vida hay que vivirla. Así, son estos momentos los que nos llenan de energía, de paz y felicidad... son instantes de placer que nos ayudan a VIVIR.
Recordando a Joan Manuel Serrat y su canción “Para vivir”… siento que vale la pena vivir… y hago mío el camino, y piso la nieve con mis botas, y río, río como un niño pisando la nieve. Gracias Joan Manuel por tu canción:
Te dejan sus herencias,
te marcan el sendero,
te dicen que es lo malo
y lo que es bueno, pero…
Vivir para vivir,
solo vale la pena vivir para vivir…
Y los zarzales crecen junto con las flores,
qué el sol solo es el sol si brilla en ti
y la lluvia solo es lluvia si te moja al caer…
Y hacer tuyo el camino…
qué tuyas son las botas,
qué una sonrisa pueda dar a luz tu boca.
Abrázate a los vientos
y cabalga los montes,
qué no acabe el camino con el horizonte,
qué el sol solo es el sol, si brilla en ti
y la lluvia solo es lluvia si te moja al caer…
Esta cruz no ha sido para mi ninguna “cruz”, ha sido un hito en el camino cargado de simbología, pero no de sufrimiento, sino más bien de superación. No sé si ha sido Mercurio o los celtas y sus dioses los que me han hecho llegar esas sensaciones… o quizá ha sido mi nieta o la ilusión de traer las piedras desde mi ciudad de residencia o las vibraciones que hay en este lugar dejadas por miles de caminantes que pasaron por aquí antes. La verdad es que no importar cual haya sido la razón, lo importante es vivir este momento “en este ahora”, sentir la libertad y la paz, la armonía y el poder interior que te empuja a seguir adelante, a seguir viviendo con sencillez, con alegría y con la vista puesta en tu interior, tratando de descifrar las claves de la felicidad… esas claves que cada día me dan más pistas de por donde ir, me señalan el camino para instalarme definitivamente en ella.
La mañana para mi preciosa, el ánimo por las nubes, ni la llovizna, ni el viento apagan la llama, al contrario, el viento la aviva y la llovizna la hace crepitar… y sigo mi camino; el sol asoma por entre las nubes y el horizonte aún está lejano… aún quedan muchos montes que cabalgar y, al final de la jornada, llegando a “El Acebo”, por fin descarga la nube y la lluvia demuestra que es lluvia y me moja al caer… y llego al pueblo y entro en el mesón donde me encuentro con viejos conocidos del camino.
Qué preciosa mañana!
Qué magníficos paisajes!
Qué maravilla de jornada, en mi camino hacia Santiago!
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